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Diciembre se mueve rápido: balcones encendidos, niños alrededor del árbol, sobremesas largas. Nos encanta esa energía, pero sabemos que en estas semanas la red eléctrica del hogar trabaja al límite. Y cuando eso ocurre, la mayor amenaza no es un “corto” misterioso, sino el sobrecalentamiento: enchufes tibios que pasan a calientes, zapatillas en cadena, cables apretados bajo alfombras. La buena noticia es que, con hábitos simples, podemos disfrutar la fiesta sin sustos.
Todo parte antes de enchufar. Pruébalo todo con calma: si las guirnaldas parpadean, huelen a plástico o el enchufe se entibia, detente. Esa temperatura extra es la señal de riesgo más clara en Navidad. Prefiere luces LED certificadas (busca el sello de seguridad), reparte las conexiones en distintos puntos y deja los cables a la vista y sin presión; el calor necesita escapar. Para que la casa no quede encendida de madrugada, un temporizador de ferretería resuelve en segundos y evita horas innecesarias de calor acumulado.
Con las luces bajo control, piensa en el entorno del árbol. Ubícalo lejos de estufas y cortinas: el calor constante reseca ramas y telas, y cualquier guirnalda caliente empeora el escenario. Si el árbol es natural, hidrátalo; si es artificial, revisa que sea retardante al fuego. Sujétalo bien, especialmente si hay niños o mascotas, para que los tirones no pongan tensión en los cables. Y lo más importante: las velas no van sobre el árbol.
Cuando todo está iluminado, las velas suman calidez. Úsalas donde puedas verlas siempre, con base firme y a distancia de textiles y papeles. Si cambias de pieza, apaga. Si hay mucho movimiento, considera velas LED en la mesa: conservan el ambiente sin sumar calor ni riesgo.
En balcones o jardines usa solo guirnaldas con indicación para exterior y protege conectores de humedad y riego. En Chile diciembre puede traer tardes de viento o lluvia: si pasa, desconecta y vuelve a encender cuando todo esté seco. El objetivo es el mismo de adentro: luz sin calor atrapado.
Enchufes muy calientes, olor a plástico, chisporroteo o el automático que se baja una y otra vez son señales de sobrecarga. Haz lo simple y seguro: desconecta, corta la energía desde el interruptor general, ventila y pide apoyo a personal calificado. Mejor parar un minuto que arriesgar la noche.
Para cerrar el círculo, suma dos costumbres fáciles: un alargador con interruptor dedicado a la decoración (apagas todo de una vez) y detectores de humo operativos. Tener un extintor ABC a mano, y que todos sepan dónde está, da tranquilidad extra. En enero, guarda las luces secas y sin nudos; llegar a la próxima Navidad con cables sanos es medio camino ganado.
Y recuerda lo más importante, disfrutar junto a quienes más quieres en el lugar que más disfrutas.
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